Los desarrolladores también tenemos nuestro toque mágico. Y aunque no vivamos en un castillo con escaleras que se mueven, muchas veces elegimos herramientas que reflejan quiénes somos. Así como el Sombrero Seleccionador reconoce el alma de cada estudiante, nuestros lenguajes de programación también hablan de nuestras fortalezas y estilo. Hoy te llevamos por un recorrido geek donde unimos mundos: los lenguajes de programación y las casas de Hogwarts. ¿Ya sabes cuál es la tuya?
JavaScript no necesita presentación: está en todos lados. Lo encontramos en sitios web, apps, juegos, incluso en servidores. Es ágil, valiente y algo impredecible. Y aunque a veces puede sacarte una que otra cana, siempre responde cuando se le necesita. Como buen Gryffindor, se lanza de cabeza al desafío, confiando en su ingenio para salir adelante.
Además, JavaScript nunca se queda quieto. Evoluciona constantemente, y eso lo hace tan emocionante como una clase con Hagrid. Si disfrutas los retos y te gusta trabajar al límite, este lenguaje definitivamente te representa.

Python es sinónimo de sabiduría. Su sintaxis clara y directa permite enfocarse más en el problema que en cómo escribir la solución. Es ideal para quienes prefieren un enfoque estructurado y limpio. Ya sea en inteligencia artificial, ciencia de datos o automatización, Python siempre ofrece una solución elegante.
Los Ravenclaw valoran la lógica y la creatividad. Y este lenguaje tiene ambas cualidades. No es raro que muchos lo elijan como primer lenguaje, porque permite aprender con profundidad sin agobiarse con detalles innecesarios. Si te gusta pensar antes de actuar y resolver los problemas con cabeza fría, este es tu match perfecto.

C++ es una bestia poderosa. Ofrece control total, velocidad y rendimiento extremo. Pero también requiere disciplina y conocimiento. No perdona errores y puede ser intimidante, justo como un duelo mágico sin varita de repuesto.
A los Slytherin les encantan los desafíos, sobre todo si les dan poder. Si lo tuyo es optimizar hasta el último byte, dominar la memoria y construir sistemas desde cero, C++ te entenderá mejor que nadie. Es el lenguaje que elige a quienes no temen al código complejo, sino que lo doman con elegancia.

Ruby es el lenguaje que te abraza. Pensado para que el desarrollador se sienta cómodo desde el inicio, es famoso por su simplicidad y belleza. Sus convenciones fomentan la colaboración, y su filosofía prioriza la felicidad del programador por encima de todo.
Los Hufflepuff valoran el trabajo en equipo, la empatía y la paciencia. Ruby se adapta bien a quienes disfrutan construir cosas útiles sin necesidad de complicarse la vida. Y aunque ya no está tan de moda como antes, su comunidad sigue siendo una de las más acogedoras del mundo tech.

🎓 Hogwarts como bootcamp de programación
¿Te imaginas que en lugar de varitas usáramos teclados mágicos? Hogwarts sería el lugar ideal para aprender código: clases de “Hechizos con Python”, “Pociones y APIs REST” o “Artes Oscuras del Debugging”. Snape enseñaría programación en C, y probablemente te bajaría puntos por un punto y coma mal puesto.
Incluso podríamos imaginar que los duelos mágicos fueran code battles, y que el Torneo de los Tres Magos fuera un hackathon a nivel mundial. Sin duda, estudiar en un lugar así haría que aprender a programar fuera más épico.
Así como cada mago tiene su varita, cada dev tiene su lenguaje ideal. Las casas de Hogwarts representan distintas formas de enfrentar el mundo, y lo mismo ocurre con los lenguajes de programación. No se trata de cuál es mejor, sino de cuál encaja contigo. ¿Eres un Gryffindor que improvisa, un Ravenclaw que analiza, un Slytherin que optimiza o un Hufflepuff que crea en comunidad?
Ahora que lo sabes… ¿te atreves a dejar que el Sombrero Seleccionador te diga cuál es tu lenguaje ideal?
Cuéntanos, ¿cuál de las casas de Hogwarts es tu favorita?